domingo, 18 de diciembre de 2011

El silencio de los libros. George Steiner / Ese vicio todavía impune. Michel Crépu


 





Fragmentos para pensar

El silencio de los libros

La escritura dibuja un archipiélago en las vastas aguas de la oralidad humana (p12)

No hay un solo ser humano en este planeta que no tenga una u otra relación con la música. La música, en forma de canto o de ejecución instrumental, parece ser verdaderamente universal. Es el lenguaje fundamental para comunicar sentimientos y significados. La mayor parte de la humanidad no lee libros. Pero canta y danza (p13)

Los términos "inscripción" , "escrito", "escriba" y el productivo campo semántico del que proceden enlazan íntima e inevitablemente el acto de escribir con unos modos de gobierno. (...) El despotismo ejercido por el clérigo, por el político, por la ley, sobre los iletrados o los semianalfabetos no hace sino poner de manifiesto esta absoluta verdad cardinal. La implicación de la autoridad en un texto, el dominio y el uso exclusivo de estos textos por una élite de letrados son signos de poder. (p18-19)

La oralidad aspira a la verdad, a la honradez de corregirse a  uno  mismo, a la democracia, como un patrimonio común. (...) Una cultura oral es la cultura del recuerdo siempre actualizado de nuevo; un texto, o una cultura del libro, autoriza todas las formas de olvido. (p20)

La educación moderna se asemeja cada vez más a una amnesia institucionalizada. Aligera el espíritu del niño de todo peso de la experiencia vivida. Sustituye el saber de memoria, "de corazón" , que es también un saber del corazón, por un caleidoscopio transitorio de saberes siempre efímeros. Limita el tiempo al instante e instila, hasta en los sueños, un magma de homogeneidad y de pereza. (p22)

El silencio se ha convertido en un lujo. Y sólo los más afortunados pueden tener esperanzas de escapar a la invasión del pandemonium tecnológico (p35)

Radicalizando la paradoja rousseauniana, Tolstoi opina que la gran cultura, y en particular la gran literatura, han ejercido una influencia deletérea, al afectar a la espontaneidad, el fundamento moral de los hombres y mujeres. Han apoyado las nociones de elitismo, de obediencia a la autoridad temporal; han favorecido un sistema educativo embustero y el vicio de la frivolidad. (p39)

En 1821, en Alemania, Heine requerido a pronunciarse sobre un periodo de exaltación nacionalista en el que se quemaron libros, observaba: "Donde hoy se queman libros, mañana se quemará a seres humanos" (p42)

Los fundamentalistas de todos los bandos queman los libros por instinto (p43)

Donde el aparato represivo cede ante los valores vehiculados por los medios de comunicación de masas y ante el bombo publicitario, como sucede hoy en la Europa occidental, asistimos al triunfo de la mediocridad (p46)

El orgulloso ideal miltoniano que vaticinaba la victoria segura de lo verdadero sobre lo falso en todo combate abierto y sin censura pertenece a un mundo muy diferente del nuestro (p47)

Ningún país ha honrado tanto como Alemania ni ha apoyado con tanta autoridad la vida del espíritu, la producción de libros, su estudio y el estudio de las humanidades académicas. En ningún momento las fuerzas de la erudición y de la sensibilidad humanista pusieron freno al triunfo de la barbarie (p53)
El genio literario y filosófico ha coqueteado con la parte oscura del hombre, prestándole oído y brindándole apoyo. (p54)

El intelectual, el mandarín universitario, el ratón de biblioteca  no están acostumbrados a ser valientes (p55)

el chantaje de lo "políticamente correcto" ha suscitado poca resistencia, poca dignitas entre los universitarios. Son muchos los que han aullado con los lobos. Y en premio han sido devorados. (p55)


El eurudito, el verdadero lector, está saturado por la intensidad terrible de la ficción. Su formación le predispone a no identificarse de la manera más intensa sino con las realidades textuales, con la ficción. (p58)

Un vientecillo de inhumanidad sopla en la torre de los libros de Montaigne, en las reglas decretadas por Yeats de que el hombre debe elegir entre la perfeccción de la vida y la del arte, en la certidumbre de Wagner de que nada debe a quienes le han ayudado en su vida porque su sola presencia en las notas de su biografía les hará inmortales (p59)
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Ese vicio todavía impune.

¿Qué es la literatura? Un lugar que no es lugar, un tiempo que el tiempo no cuenta, una lengua que no es el lenguaje (p66)

No hay mística sin una teología, no hay teología sin una estética; forman un todo, un tejido único... (p70)

La experiencia de la soledad, de la mirada posada en la ventana sobre los tejados, la experiencia de esa tristeza tan extraña y dulce que está en el fondo de todos los libros como una luz de sombra, esa experiencia capital en la que consiste la iniciación al mundo y a la finitud, esa experiencia se ve como impedida, incluso prohíbida.(p78)

Lo nuevo es que esa guerra contra los trastornos del vicio impune (..), en nombre de la expansión y de la rentabilidad tanto psicológica como comercial, es librada por un ejército de necios, rutilante de estupidez y de feroz ambición. Son los imbéciles de los que hablaba Bernanos. Se les reconoce de manera infalible por si falta de gusto, por su incapacidad para usar con tacto y justeza el poder del que ahora disponen. (...) El poder mediático no tiene nada en las manos, la sustancia que pretende transmitir es nula (p81)

Comentario.
Es sumamente difícil hablar razonadamente de un texto donde lo realmente sustantivo es la emoción que, por varios motivos, suscita. Por ponernos frente a interpretaciones rupturistas de apacibles creencias, por llevarnos, casi en volandas de la oralidad a la textualidad,  por mostrarnos una forma alternativa de percibir el valor histórico y sociológico del libro como vehículo, no solo de cultura o de belleza, sino también de odio y violencia.
Desde mi punto de vista una propuesta imprescindible para todos los que gustamos de pensar los libros y de disfrutar con ellos. 

2 comentarios:

  1. He leído mucho a Steiner pero no este libro. Coincido con su comentario. Estos fragmentos que leído con unción me han provocado diversas emociones en pocos instantes,..En todo caso, he sentido la necesidad de repensar ciertos supuestos acerca de la literatura, por lo pronto acerca de esa ambigüedad que la acompaña...¿por que siempre pienso en los libros que redimen y no en los que envenenan? ¿quizá porque no les otorgo el rango de literatura?
    Compraré y leeré el libro con atención.
    ¡Muchas gracias!!

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  2. Muchas gracias por su amable comentario.
    Saludos.

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