martes, 8 de diciembre de 2009

La fabricación de pergaminos en la Edad Media


El término pergamino procedente del latín medieval pergamenum, tiene su origen en la ciudad de Pérgamo donde en el siglo II a. de C. , bajo el reinado de Eumenes II, fue inventado debido a la falta de papiro para escribir debido a un bloqueo.
El pergamino esta hecho de pieles de animales, se emplearon todo tipo de animales para su manufactura corderos, vacuno, venados, cabras incluso ardillas.
Para la fabricación de un buen pergamino es esencial que la piel sea de buena calidad, ello implicaba un cuidadoso proceso de selección de los animales, que por aquel entonces sufrían gran número de enfermedades que dejaban huellas en su piel que persistirían en el pergamino.
Una vez obtenida la piel se lavaba con agua fría y corriente durante un día y una noche. La caída del pelo se forzaba poniendo en remojo la piel en una tina de madera o piedra a la que se añadía una mezcla de cal y agua y se removía varias veces al día con una pértiga de madera. La caída de la piel se producía entre tres y diez días.
Pasado este tiempo las pieles se sacaban de la tina y se colgaban en una gran plancha de madera curvada y vertical con el pelo hacia fuera. A continuación, el pergaminero, raspa el pelo de arriba hacia abajo con una cuchilla larga y curvada con asas de madera en los extremos. Aparece la piel desnuda, con tonalidades del rosado al marronáceo en función del color del pelo. El lado del pelo es el que se presenta granuloso en el pergamino. Si es posible también se raspa la primera capa de piel. Una vez eliminado el pelo la piel vuelve a la tina.
A continuación la piel vuelve a la plancha de madera por el lado de la carne para eliminar los restos de carne con la cuchilla corva.
La piel limpia de pelo y carne se vuelve a una tina con agua limpia durante dos días más para eliminar los restos de cal.
El siguiente paso es el secado de la piel extendiéndola bien tensada en un bastidor de madera habitualmente circular.
La piel se sujeta el marco incrustando en su periferia pequeñas piedrecillas que producen unos bultos que son enlazados con cuerdas, estas se unen a una clavijas ajustadas al marco de madera que permiten variar la tensión del pergamino conforme se va secando y encogiendo. La piel queda a modo de trampolín sujeta al marco. A veces cuando se tensa la piel aparecen roturas debido a imperfecciones de la piel o cortes accidentales que son reparados por el pergaminero con aguja e hilo para que no se hagan más grandes. La piel se mantiene mojada a base de paletadas de agua caliente, entonces se procede a rasparla nuevamente con un cuchillo de hoja curva con asa en el centro denominado lunellum, el raspado es profundo y se efectúa por ambas caras, continuamente se han de ajustar las clavijas para que la piel esté lo más tensa posible. A continuación se deja secar la piel al sol ya que interesa un secado rápido.
Una vez completamente seca la piel se vuelve a raspar, las peladuras desprendidas pueden reutilizarse para hacer colas. La intensidad del raspado depende de la delgadez que se desee en el pergamino, el la primera época los pergaminos eran bastante gruesos, pero hacia el s. XIII se obtenían pergaminos con una finura casi de papel de seda. El lado granuloso del pelo se ha raspar de modo especial para eliminar el brillo satinado que impedía la escritura.
Una vez terminado se saca el pergamino del bastidor y se almacena hasta su venta.
Éste pergamino todavía no es apto para recibir la escritura, para poder escribir el pergamino había de ser pulimentado con ante, frotado con yeso y por último cortado con las medidas de máximo aprovechamiento de la piel.

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