Es cuestión previa a la planteada la de por qué leer, cuál es la causa que subyace a la motivación lectora. Probablemente las causas aducidas son tan variadas como los lectores a los que podríamos inquirir. Dejando a parte las causas de la no lectura por las que podríamos cuestionar a los no lectores. Las respuestas más habituales podrían ser: para matar el tiempo en el Cercanías, porque me obliga mi madre, por moda, para aprender, por gusto, etc., sin fin es la variedad de causas lectoras.
En lo que a mi concierne, creo que se trata de una pulsión a caballo entre una irrefrenable curiosidad por casi cualquier tema y un placer sensitivo emanado directamente del contacto con el libro físico.
Una vez establecida esta importante cuestión podemos pasar a la cuestión principal que ha inspirado esta reflexión.
A pesar de que mi irrefrenable curiosidad abarca los más amplios temas, por el motivo puramente práctico de finitud vital, me veo obligado a limitarla a un puñado de temas cuidadosamente seleccionados y que, con el objeto de dar cumplida satisfacción a la segunda cuestión, se imbrican a lo largo del escueto tiempo que a lo largo de las semanas puedo dedicar a la lectura.
Finalmente tras diversas tentativas mi programa de lectura ha quedado establecido como sigue:
- El lunes, día que da comienzo a la semana, que mira fijamente hacia el futuro está dedicado a la Ciencia, en estos momentos leo "El tejido del espacio" de Brian Greene.
- El martes, día dedicado al dios de la guerra, conviene no olvidar que el presente se encarama sobre un pasado de violencia y sufrimiento, la Historia nos ayuda a reflexionar sobre los errores pasados para ayudarnos a no repetirlos. Actualmente la obra "La España Musulmana" de Claudio Sánchez-Albornoz ocupa mi mesilla de noche.
- El miércoles, meridiano día de la semana, es conveniente hacer un alto para reflexionar lo andado y afrontar el resto del camino, por ello es conveniente dedicar este día a la Filosofía. Los "Ensayos escépticos" de Bertrand Russell ocupan mi momento de reflexión.
- El jueves, ya atisbamos el final de la semana y es momento de hacer planes para el paréntesis semanal, por ello, conocer la vida de otros es saludable y didáctico resultando conveniente dedicarlo a leer Memorias y Biografías. Las "Memorias de Ultratumba" de Chateaubriand se abren ante mis ojos como la que es probablemente una de las vidas más peculiares que hayan podido vivirse.
- El viernes, para mi el mejor día de la semana, en el que recuperamos el dominio de nuestro tiempo, la Literatura se perfila como puerta a otros mundos y épocas donde soñar y sentir, donde poder ser aventurero, padre, madre, hijo, abuelo, maestro, alumno, sin siquiera levantarnos de nuestro sillón favorito. La inmortal obra proustiana ocupa, y por largo tiempo, mis viernes lectores.
- Por último, el fin de semana se abre desconocido al asueto, al descanso, a la aventura, por ello soy de la opinión de no fijar ningún tema en particular y utilizarlo como comodín para finalizar alguna lectura que en la semana quedo suspensa, o para dar continuidad al relato comenzado el viernes, o para, tras reposada visita a la biblioteca o a la librería, dar comienzo a una nueva aventura lectora.
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